1477, el año de la desgracia

Curiosidades entre el hecho, la leyenda y la fiesta

José Antonio Hurtado Martínez

Cuando mucha gente oye que estudio Historia se acerca a preguntarme alguna curiosidad histórica. Uno de los temas de los que más me preguntan es sobre el saqueo a Cieza en 1477. Cabe destacar que la palabra adecuada es ’saqueo’ y no ‘invasión’, pues tras el ataque, la villa no quedó ocupada por los granadinos. Es curioso, pues en este, al igual que en otros casos, la leyenda se ha impuesto sobre el hecho histórico. Se ha hecho un gran esfuerzo por convertir esta fiesta en un acto vistoso y entretenido, lo cual ha obligado a tomar ciertas licencias históricas.

Cieza era una villa con escasa defensa, debido a varios problemas como ataques anteriores por disputas entre Pedro Fajardo y Alonso Fajardo, o la eliminación de buena parte de la muralla para crear caminos con los que acceder a los cultivos y al río, por lo que un ataque hubiese sido bastante fácil. Según las fuentes, en Cieza, en aquel momento, la única defensa era ‘El Cortijo’, que era la residencia del comendador, donde se encuentra actualmente la Casa de la Encomienda y la ermita de San Bartolomé. Cieza se ubicaba tras los puestos fronterizos, así que, en principio, nunca se pensó en que se atacase antes a esta villa que a los puntos más cercanos a la frontera.

Cieza y la Orden de Santiago

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Un dato que se debe señalar es que se dice que Cieza pertenecía a la Orden de Santiago, y no era exactamente así. En tiempos de Sancho IV, tras varias disputas con la Orden, finalmente, Cieza pasó a ser territorio de realengo (perteneciente a la corona castellana) pero la Orden de Santiago robó los documentos originales y ocupó la villa utilizándola como encomienda. Dichos documentos fueron encontrados por el Doctor Juan Torres-Fontes en los archivos del Monasterio de Uclés. Por lo tanto, Cieza pertenecía a los santiaguistas de forma ilegal.

Inexactitudes en la interpretación

Uno de los hechos más famosos es el paso por el puente para asaltar la villa, pero hay un pequeño fallo en este planteamiento, y es que no existía tal puente, de hecho no existía un medio para cruzar el río cerca de la Villa, por lo que es más probable que cruzasen por algún vado río arriba.

También se han idealizado cosas como el vestuario, por ejemplo, algunas mesnadas imitan un vestuario similar al utilizado en el XIII, ya en desuso en esta época, al igual que algunas kábilas utilizan un vestuario y un armamento también idealizado a la idea de ‘el moro medieval’, utilizando complementos como telas brillantes, botas altas y con un pico bastante pronunciado en la punta entre otras cosas más propio de un turco otomano que de un granadino, aunque puede que tuviesen relaciones… Pese a que estos elementos no son puramente realistas, ayudan a la hora de representar más claramente a los dos bandos, pues en realidad, su vestuario de batalla era bastante similar. Un elemento curioso es, por ejemplo, las espadas, pues tanto musulmanes como cristianos utilizaban espadas rectas, estando la única distinción en el mango, ya que el arriaz cristiano simulaba una cruz y el granadino no. La espada curva, en la mística de la Edad Media, es un elemento muy atribuido a los musulmanes. Volviendo a lo antes mencionado, estos elementos para describir al hombre musulmán son más propios del mundo otomano, al otro lado del Mediterráneo, pero al haber gran cantidad de material iconográfico acerca de estos, y tan poco acerca del mundo andalusí, la sociedad ha formado sus ideas en base a las imágenes que podía ver.

La carta escrita por Pedro Fajardo

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Pero si bien las fuentes se deben estudiar para conocer los datos, hay también que desconfiar de algunos datos que pueden dar y que pueden estar manipulados en beneficio del autor. Un ejemplo a esto es la carta escrita poco después del saqueo, por Pedro Fajardo, en la cual dice que el ejército granadino contaba con 30.000 infantes y 4.000 jinetes. Además, dice que en un día el ejercito granadino llegó a Cieza, otro día estuvo saqueándola, y otro más para volver a Granada, por lo que según él, la expedición duró tres días. La distancia entre las dos poblaciones es de unos 270 Km aproximadamente, si tenemos en cuenta que en una marcha de un grupo la velocidad general se reduce hasta el más lento, habría que calcular la velocidad de un hombre a pie. Por los caminos actuales, una persona andando tardaría más de 50 horas en llegar si no parase en ningún momento. Si tenemos en cuenta que a la vuelta el ejército llevaba presos encadenados y que sería necesario montar campamento para los miembros de la jerarquía más alta, y buscar forraje entre otras cosas, sería imposible que el ejercito hubiese vuelto en un día, ni siquiera en dos, si estimamos que la marcha diaria podría ser de 40 Km, distancia muy difícil de mantener en varios días, dejaría una cantidad de seis o siete días para volver a Granada. Esto demuestra que los datos aportados por Pedro Fajardo son una excusa ante la Corona castellana para explicar el porqué no acudió en socorro de Cieza, argumentando la velocidad y el gran numero del ejército granadino. Otro dato que no podemos dejarnos en el tintero es que un ejército de 30.000 infantes y 4.000 jinetes deja un rastro enorme, y se puede divisar a kilómetros, por lo que pasar por los puestos fronterizos sería bastante difícil.

Hay otros datos que hoy día se tienen por ciertos, como la leyenda de la muda que aparece en el siglo XVII, sin mención alguna antes. Este personaje, surgido de las brumas de la imaginación popular, ha acabado siendo uno de los personajes centrales de la actual fiesta.

Plagio del escudo

Las Fiestas del Escudo no son una recreación, pues no toman los hechos desde un punto de vista histórico, y no conmemoran el origen del escudo de nuestra localidad, pues este en realidad es un plagio del escudo heráldico de la familia Puente, en el que se muestra sobre campo en azul, un puente de tres arcos en plata, sobre ondas de agua de plata y azul, superado por  un castillo en oro aclarado de gules y sumado de una bandera de plata con el lema ‘Por pasar la puente me puse a la muerte’, con letras en sable, acostado dicho castillo de dos leones, también de oro, empinados a sus muros y afrontados, y en punta, sobre las ondas, una cabeza de moro degollada. En el escudo de Cieza se ha eliminado los leones, la cabeza de moro y el lema de la bandera ha pasado a ser la leyenda del escudo. Incluso en algunas ocasiones varían algunos colores o los ojos del puente, poniendo dos en lugar de tres.

“Rara es la historia que no se adorna”

Tampoco se ‘celebra’, como muchos creen, el saqueo de 1477, cosa que sería bastante descabellada. Más bien es una forma de recordar que Cieza tiene hechos históricos y leyendas propias, que al fin y al cabo son cosas que enriquecen la cultura, pues rara es la Historia que no se adorna. Pero, al fin y al cabo, la idea principal es tener una fiesta para que la gente se divierta aprovechando la Historia de Cieza, dejando un poco a un lado la corrección histórica. Además de que sería imposible recrear el ataque tal y como fue, debido a que la morfología de Cieza ha cambiado radicalmente y no podría ser igual, además de que gran parte de la fiesta es una especie de castillo en el aire, pues la fiesta, sobre todo, se basa en leyendas y creencias populares, lo que no quita para que quien quiera, pueda disfrutarla.

 

 

 

 

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