Buen regate corto

Antonio-Balsalobre-cronicas-siyasaSe nos fue Lopetegui, y no parece que haya sido para mal. Nunca sabremos lo que habría ocurrido si se hubiera quedado. Pero lo que sí sabemos de momento es que la selección no sólo no se ha hundido sino que en algunos lances del partido contra Portugal hasta brilló y pudo incluso ganar. Hizo bien el presidente de la Federación en cesarlo. Ni un minuto más podía seguir al frente del conjunto español un seleccionador que ficha y contraficha a escondidas y sin respetar la palabra dada. Un seleccionador que al anunciar su nombramiento como entrenador del Real Madrid dos días antes del comienzo del Mundial abría una crisis en el vestuario y en la afición de tal calibre que presagiaba lo peor.

Se nos fue Rajoy, y tampoco parece que haya sido para mal. Sí sabemos en este caso lo que hubiera ocurrido si la Gürtel y el PNV no lo hubieran tumbado: que estaríamos donde estábamos, estáticos en esa España de ayer, en esa tierra de nadie donde sólo cabía aguantar y esperar mientras el mundo giraba a nuestro alrededor.

Llegó Hierro, y la selección, decíamos, no sólo no se desmoronó sino que por momentos se creció y hasta se gustó. Algo parecido a lo que ocurrió cuando Sánchez dio a conocer su gobierno y hubo gestos de aprobación y muestras de simpatía en sectores diversos y variados, incluso potencialmente transversales. Y bastó la denuncia fundamentada de que su pintoresco ministro de Cultura, Màxim Huertas, había tenido problemas con Hacienda para que de forma inmediata dimitiera o fuera cesado, que para el caso viene a ser lo mismo. En términos futbolísticos, Sánchez había presentado una alineación indebida y lo único que valía era rectificarla urgentemente. Y no lo dudó un instante. Como no dudó en ofrecer, por razones humanitarias, un puerto español para acoger a los 629 migrantes que “malviajaban” a bordo del Aquarius sin un lugar donde poder desembarcar.

Hasta ahora, y es una opinión bastante compartida, Sánchez ha reaccionado rápido y bien. Dicen incluso que ante el drama del Aquarius se adelantó a Torra, que por un momento vislumbró la oportunidad de poner a Cataluña en el centro de Europa por causas mucho más empáticas que una desestabilizadora declaración unilateral de independencia. Le queda por hacer ahora, sin embargo, lo más difícil: humanizar el trato a estos desheredados, a estos pobres del mundo, sin ceder en el control fronterizo.

Recurriendo de nuevo a términos futbolísticos (cosas de este Mundial que todo lo invade), diremos que, en los pocos días que lleva en la Moncloa, este presidente ha demostrado tener un buen regate corto y cierta visión de juego. Cualidades importantes, sin duda, pero que no deberían hacerle olvidar que es un presidente precario, surgido de una moción de censura. Un presidente que no puede permitirse defraudar a los sectores progresistas de este país que han visto en este cambio de rumbo la oportunidad de desarrollar junto al otro gran partido de la izquierda, Unidos Podemos, políticas “para y con la gente”. O  lo que es lo mismo, que además de poseer un buen “dribbling” tiene que demostrar que sabe jugar en equipo y con profundidad de juego.

 

 

 

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