Después de la Semana Santa a Cieza le toca disfrutar de las tardes de ‘Mona’, una costumbre muy arraigada en la localidad que lleva a sus habitantes a entrar en contacto con la naturaleza
Javier Gómez
Una vez que ha concluido la Semana Santa es tiempo de acudir a pasar la tarde y merendar en pleno contacto con la naturaleza. Es el tiempo de la ‘Mona de Pascua’. Esta es una tradición muy arraigada en España y, lógicamente, también en Cieza. Consistente en comer y pasar la tarde en el campo, sigue siendo una de las fiestas mayoritarias en la localidad.
Históricamente, los lugares elegidos por los ciezanos y ciezanas para disfrutar de esta festividad han sido los parajes cercanos de la Atalaya, del río (como solían ser La Presa o La Hoya García) y los campos que rodean la población. El término proviene de la palabra árabe ‘munna’ que significa ‘provisión de la boca’ y así es como se llama también la torta de pan dormido, con un huevo en medio, que se come en estas fechas.
Los jóvenes de la localidad han heredado esta costumbre de sus padres y se sigue perpetuando con el paso de los años. Aunque existen algunas diferencias en la misma como puede ser el retraso del comienzo, que antes se realizaba la tarde del Domingo de Resurrección y se extendía hasta el martes, por lo que eran tres tardes de merienda. Otra de las diferencias es que, a pesar de que se sigue acudiendo a los lugares históricos mencionados anteriormente, se ha extendido hacia las casas de campo que poseen numerosos vecinos en las inmediaciones de la población e incluso a las casas rurales.
En definitiva, unos tardes de asueto, que terminan hoy, en las que se puede disfrutar de la familia, de los amigos y de la comida en pleno contacto con la naturaleza. Es la despedida posterior y tradicional de la Semana Santa que conlleva que sean también numerosos los comercios que cierran esas tardes para que se pueda aprovechar la festividad.
