Cuidarnos también es político

Regresé de mi pequeño exilio anual. La Pachamama se me muestra allí desnuda y directa y yo solo quiero comer tierra y cielo. Bajo ese bosque de ensueño el mundo se reconstruye a mi alrededor. La gente sonríe de verdad, abraza de verdad y no hay prisa, aunque haya multitud. Hay colas, pero no hay ansiedad por llegar, hay necesidades, pero mil manos que quieren ayudarte sin recompensas. Bajo esa atmosfera no hay invasiones de espacio, no hay opresiones de cuerpo o mente. Sobre esa arena mi cuerpo es más libre, y me quiero, porque allí se ama al cuerpo y al alma. Y sí, habrá opresiones, habrá invasiones y violencia, pero qué bien es sentir que eso no es lo que premia, que por una vez eso no es lo que define ese espacio y estas manos, que también son las tuyas.

Pero sales de esa burbuja y todo vuelve a su sitio. Y estas resacas no son resacas pre o postvacacionales, estas son resacas existenciales, inflexiones vitales. Porque deberíamos tener los cuidados como bandera. Reivindicar su existencia legitimando hablar de ellos, ponerlos sobre la mesa, politizarlos, arroparlos, porque en definitiva es hablar de todxs nosotrxs y nuestras necesidades, errores, debilidades y fortalezas para crecer juntxs, que es mucho más grande que crecer de la forma individualista, competitiva y desigual que nos enseñan e imponen.

Porque cuidarnos se ha vuelto subversivo. Nos enseñan que si no nos queremos es por nuestras debilidades e inseguridades, que si no nos respetamos es por nuestra necedad en el empeño de valorarnos, que si no logramos abrazarnos es por nuestra incapacidad.

No nos enseñan que no nos queremos porque no nos cuidamos entre nosotrxs, que no nos respetamos porque no nos abrazamos entre nosotrxs, que no nos valoramos porque no nos valoramos entre nosotrxs, que somos insegurxs porque no damos la mano a las otredades. No nos enseñan que la red es importante (no la Red), que la comunidad es importante, que la desigualdad se combate con sororidad, con hermandad, con redes.

Y así vamos, muriendo sin querer darnos cuenta. Ignorando que estamos en las manos de este sistema de descuidos y violencia en nombre de la libertad y la democracia.

Porque a Ella se le niega su diversidad funcional, su fibromialgia, obligada a trabajar ¡con lo frustrante que es sentirte incapaz de hacer algo que quieres hacer!, y lo que eso afecta emocionalmente aparte del dolor físico, también le es negado. Porque ésta Otra no es feliz, se siente encerrada, envuelta en necesidades que se instauraron como necesarias para ser feliz y ahora piensa que quizá se equivocó, y es demasiado doloroso darse cuenta. Porque éstxs otrxs no pueden vivir como quieren y sienten, se les niega su existencia o se les violenta continuamente. Sin cuidados no es fácil hacer frente a esta infelicidad y frustración cada vez más propagada. Y estos cuidados no son sólo personales, son sociales y herramientas de lucha.

Porque el patriarcado, el sistema binario, el capitalismo, incluso esta democracia…. se basan en no cuidarnxs, en enfrentarnos. Así que empoderémonos cuidándonos, defendiéndonos ante ellos, creemos redes de cuidados entre nosotrxs, entre lxs que sentimos cada día el golpe seco en el pecho de nuestra propia existencia.

Porque los cuidados también son políticos.

 

 

 

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