Diego J. García analiza las próximas elecciones municipales de Cieza

Elecciones

Han pasado 3 años y medio desde las últimas elecciones municipales y muchas cosas han cambiado desde entonces. 8 partidos concurrían en aquellos comicios, batiendo récord de participación en esta joven e inmadura democracia que compartimos; había mucha ilusión depositada en el resultado.

Tras 12 años de gobierno del Partido Popular había cierto anhelo en un cambio de trayectoria en la casa consistorial. En cierto modo habría sucedido en todo caso puesto que un joven candidato se presentó como cabeza de cartel de los populares con su propio equipo de personas, sacando de las listas a muchos de los fijos de las elecciones anteriores. Aquello no gustó mucho a los afectados y de aquellos polvos…

Por parte del partido socialista, repetía en un, quien sabe si último intento de alcanzar la alcaldía, Pascual Lucas. Los resultados no fueron para tirar cohetes con 6 concejales, apenas la mitad de los necesarios para formar una mayoría; sin embargo, la subida y entrada, respectivamente, de los partidos que poco después formaron coalición en las elecciones a las cortes generales, Izquierda Unida y Podemos, le permitió disponer del mínimo de ediles necesarios para gobernar.

Cómo no podía ser de otra forma, empezaron con mucho ánimo y ganas de trabajar, del ambiguo “cambiar las cosas” que tanto gusta a algunos. Había que distinguirse del adversario político y vaya si lo han conseguido, en algunas cosas a peor, y en otras, las más, mejorando lo anterior, reconozcámoslo. Tampoco era necesario mucho para mejorar la lamentable última legislatura del PP.

Atrás quedó el periodo electoral donde los 3 partidos dirigentes pedían, entre otras medidas, una auditoría de las cuentas municipales, un plan de choque contra la pobreza, y todo tipo de iniciativas de cara a imponer su ideología. Todo aquello quedó olvidado al día siguiente de alcanzar un acuerdo de gobierno dedicándose a lo que debían, y muchos de los problemas acuciantes e inexcusables quedaron aparcados, imagino que hasta ahora, al estar a punto de entrar en periodo electoral, y de nuevo hay que tirar de repertorio. De hecho, ya han empezado las hostilidades entre socios de gobierno.

No obstante, el oasis de supuesta tranquilidad de un municipio pequeño como el nuestro no ha ocultado la grave situación de inestabilidad en que se encuentra nuestra comunidad autónoma y nuestro país. Estos últimos 3 años no han supuesto una recuperación sino todo lo contrario. Todos los problemas se han agravado, enquistándose, y no se ve solución sencilla a corto plazo. La deuda sigue en máximos superando con creces el PIB, a pesar de los distintos maquillajes realizados y un nuevo período de inestabilidad económica se avecina, incluyendo el fin de la ayuda financiera del banco central europeo, más que avisada para este año nuevo. Los años de bonanza han sido desaprovechados inútilmente.

La incapacidad para aportar soluciones de los partidos hegemónicos, PP y PSOE, unido a la decepción causada por los emergentes, Ciudadanos, también conocido como partido veleta por no disponer de una idea fija sobre ningún asunto, e ir cambiando de parecer en función de su interés partidista, y Podemos, en caída libre en todas las encuestas y sobre el que no hace falta añadir más epítetos, ha derivado en el surgimiento de multitud de nuevos partidos por doquier. Parece que estamos de nuevo en la frenética época tras la dictadura cuando existían formaciones políticas de todo tipo. En nuestra ciudad, ello puede llevarnos a un nuevo récord de participación de candidaturas en la próxima primavera, dónde a los 8 partidos conocidos, se podrían añadir hasta 5 más.

El análisis que tendrá que efectuar el electorado a la hora de decidir su voto puede ser un esfuerzo titánico, excepto para aquellos para los que votar no es más que apoyar a su partido político de cabecera, como si de un hincha de fútbol se tratara, haga lo que haga y actúe como actúe. Ese es uno de los principales defectos que arrastramos todavía como taras de nuestro sistema organizativo.

Hay que tener en cuenta un factor muy importante, y es que, aunque pensemos que la política municipal es independiente de otros ámbitos, no es así. Este, para mí, es el elemento nuclear de este artículo. Los partidos políticos se nutren principalmente de personas y recursos los cuales se obtienen en los municipios y se debe tener en cuenta las actuaciones de cada partido a nivel global antes de entregarle nuestro voto y saber que uso van a hacer de el. También la estructura de dicho partido y su alcance a nivel local, regional y nacional.

Muchas personas, y los partidos mayoritarios han fomentado ese miedo, dudan a la hora de depositar su confianza en partidos que no son beneficiados en las encuestas. Se habla entonces del llamado voto útil, es decir, preferir votar a un partido, aunque no nos entusiasme, con la seguridad de obtener representación, en detrimento de un partido del cual nos simpatizan sus actos, su programa e ideario, y las personas que lo conforman, aunque los augurios de las encuestas hechas a medida son negativas; ejemplos de este tipo de encuestas hay de sobra.

Yo siempre lo he tenido claro: ante la certeza del mal uso del llamado voto útil de un partido que ha demostrado sobradamente que no tiene remedio, prefiero la duda y la ilusión entregando mi confianza a un partido que realmente funcione como un servicio público a la sociedad. La duda maniquea queda, en mi opinión, entre continuar silbando alegremente hacia el precipicio apoyando a quien nos usa en provecho propio, o rebelarnos de una vez y romper esta dinámica negativa buscando un cambio de la única forma que se debe hacer en democracia, introduciendo una papeleta en la urna.

 

 

 

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