El «enemigo» americano

Antonio-Balsalobre-cronicas-siyasaSi alguna vez llegué a tener ataques de antiamericanismo, hace tiempo que me curé de esa enfermedad infantil. Me curaron, entre otras cosas, varias lecturas esenciales, algunos hitos ineludibles de la cultura estadounidense, un viaje a Estados Unidos en el que descubrí lo impopular que era Bush entre amplios sectores de la población, y finalmente la “interesante” presidencia de Barack Obama, primer mandatario estadounidense de origen afroamericano.

Luego vino Trump, el impresentable, el histriónico, el desequilibrado Trump, y, es verdad, se desanduvo parte de lo andado. Su obsesión por levantar un muro con México, pagado por los propios mexicanos, su retirada del acuerdo de París contra el cambio climático o sus ridículas bravuconadas tuiteras y televisivas dieron pronto la medida, incluso antes de su elección, de la catadura moral del personaje. Aun así, me resisto a confundir mandatario y pueblo, aunque el efecto de vasos comunicantes entre ambos, a veces me lo ponga en bandeja.

Que no sea antiamericano no impide, sin embargo, que empiecen a preocuparme seriamente las políticas de este descerebrado. Que me indignen sus intentos constantes de humillar a propios y extraños. A los suyos, sin duda, y con más saña, si cabe, a los de fuera. Incluso a sus propios aliados. La retirada de EEUU del acuerdo nuclear con Irán o el traslado de la Embajada de EE UU a Jerusalén, pulverizando cualquier consenso internacional, son dos medidas destinadas, deliberada e intencionadamente, a tal fin. En el primer caso, se humilla al pueblo palestino al tiempo que se ensalzan las matanzas de Israel (niños incluidos) y su política incendiaria en la región; en el segundo, se ningunea y menosprecia a Europa, con amenazas de sanción a las empresas que se instalaron en Irán tras el acuerdo de 2015.

En ambos casos, un conflicto internacional de consecuencias imprevisibles está servido. De poco ha valido que Irán (un país, por cierto, que no es santo de mi devoción) haya cumplido según los observadores internacionales fielmente lo pactado). O que constituya toda una ilegalidad internacional abrir la embajada en Jerusalén. No hay otra ley para este majadero que no sea la suya ni otra forma de conseguir sus objetivos que no sea con la confrontación. Lo ha podido comprobar Macron en su intento loable de rebajar la tensión y apaciguar a la bestia. Empeño inútil ante un sujeto a quien, como ya sabemos, y parafraseando a León Felipe, le importa la justicia y el bien común “menos que el orín de los perros” y que sólo va a lo suyo aunque perezca el mundo.

“La época en que podíamos confiar en EEUU terminó, debemos tomar el destino en nuestras propias manos”, dice Angela Merckel. “Aprovechemos el momento para tomar e impulsar una Europa más fuerte y autónoma”, añade Macron. Otros van más lejos: “Hay que plantar cara a Washington. Europa debe preservar su soberanía. ¿Acaso queremos ser los vasallos de EEUU que obedecen al menor movimiento de su dedo?”, se pregunta Lemaire, ministro de Economía francés.

A decir verdad, Trump debería ser una oportunidad para Europa. Su empeño en debilitar el orden internacional, incumplir sus compromisos internacionales, imponer un unilateralismo insensato, o aislarse del mundo, para según él “defender a Ámerica”, aunque ahora le procuren un rédito electoral innegable acabarán teniendo, sobre todo para su país, el mismo efecto que si escupiera contra el viento. Y Europa debe prepararse para ello.

No sé si debemos darle las gracias a Trump, como hacen algunos, por haberle ofrecido a un enemigo común a los europeos desunidos. Sea como sea, su decisión debería servir para unirnos (incluida la “brexista” Gran Bretaña). Toca ahora desarrollar, incrementar, la colaboración en términos de defensa, política extranjera, diplomacia… Ha llegado el momento de emanciparse económica y militarmente de un país que elige a unos dirigentes en quien no se puede confiar. Y sobre todo, de un fanfarrón peligroso que intenta silenciar su escándalos (trama rusa, relación con una actriz porno, odio a su predecesor…) radicalizándose y poniendo al mundo al borde del abismo.

 

 

 

One thought on “El «enemigo» americano

  1. asdb

    Antonio, si metes más topicazos, gasta el diccionario.
    Madre mía.

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