El racismo y el cine según Pepe Belló

“And the Oscar goes to… ¡Marlon Brandon!

Y una india norteamericana subió a rechazar el premio en su nombre, y leyó una carta en la que criticaba el maltrato hacia su gente dentro de la industria del cine. Casi 50 años después, no nos desentonaría que subiese alguien a sacarle los colores a la Academia en nombre de cualquier minoría. Y este año parece que hay que seguir debatiendo el tema del racismo, y lo empiezan a saber en los Oscar. Aparte de “Roma”, visibilizando la vida media de una mexicana, la gran favorita, «Green Book» e «Infiltrados en el KKKlan» enfocan el racismo hacia las personas afroamericanas, pero desde dos perspectivas casi antónimas.

La primera es mejor producción, los actores revientan la pantalla y tiene un cuidado milimétrico en cada escena. Pero la sensación final es que los problemas a los que se debe enfrentar el protagonista apenas siguen vigentes, que el amor y el respeto al final se abren paso, que un italoamericano y un negro pueden ser colegas pese a todo y, bueno, que qué buena es la gente en verdad.

«Infiltrados en el KKKlan» quizás sea más caótica, y no hay que negar que Spike Lee está constantemente rozando lo panfletario, pero es su intención. No quiere crear una obra de arte, quiere generar conciencia y luego vendrá el resto. Y aunque las dos pelis se enfoquen en un período de hace 50 años, esta última deja bien claro que el problema racial es algo que todavía se sigue sufriendo y quizás se está virilizando. Curioso que antes de un mes de la gala, salga la noticia de que el FBI investigaba a grupo de derechos civiles por terrorismo tras un enfrentamiento con el Ku Klux Klan.

Los pasos dados al final siguen pareciendo minúsculos, por eso, a fin de cuentas, veo más necesario el enfoque que nos ofrece Spike Lee, porque te rebosas de una energía que no para de gritar:

¡Fuck Trump and All power to the people!

 

 

 

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