El valor literario de María Parra: la pasión por la enseñanza

ENTREVISTA

La profesora ciezana destila la fuerza de las palabras y propaga el amor por la enseñanza en sus obras

Miriam Salinas Guirao

“No son tiempos para la lírica, pero aun así, debemos cultivar los corazones. Siempre necesitados de belleza”, declara uno de los personajes creados por María Parra. La ciezana es muchas cosas: profesora, escritora, articulista, madre… pero me atrevo a decir que en todos sus roles existe un vínculo conector: la pasión. María Parra desprende fuerza, de arriba abajo. Su sonrisa casi perenne y su aparente calma abren la puerta a un mundo intenso perceptible a través de sus creaciones. Desde hace algún tiempo, María forma parte de los colaboradores que dan más vida a esta publicación. Desde su Atalaya cuenta cosas de este pueblo vistas desde su cumbre. Ella se define como “inquieta”, y realmente lo es. Lleva una vida  palpitante, compatibilizando sus clases en el instituto con las de la Universidad  con estudios universitarios de música, con su proyecto lector que se va extendiendo poco a poco, con su formación como asesora de calidad….y su papel de esposa y madre de cuatro hijos. Nada más y nada menos. Entre tanta actividad, conseguimos que nos atienda unos minutos para saber algo más de ella.

Pregunta: La primera pregunta obedece a la obligación descriptora, cuéntame, ¿Quién eres? ¿Cómo te presentas? ¿En qué consiste tu trabajo?

Respuesta: “Soy una persona con muchas inquietudes. Mi gran vocación es la enseñanza y eso ha sido siempre lo que ha ido marcando mis pasos. El mundo de la Literatura me tiene atrapada por completo, realmente mi gran deseo es llegar a conocer en profundidad la obra de todos los autores más importantes y, lo que es más importante, lograr transmitirles a mis alumnos este entusiasmo por la Literatura para despertar en ellos la curiosidad.

Siempre me marco como reto hacerles ver que la Literatura no es algo alejado e inalcanzable, sino que es el reflejo de la propia vida, ya sea vivida o soñada. El autor no se puede desligar de sus experiencias, ni de sus coordenadas, sino que de alguna manera siempre van a estar presentes en su obra, porque forman parte de su escritura. Es por ello, por lo que pretendo que entiendan que los escritores no se desligan ni de su tiempo, ni de su entorno, ni siquiera de la música de la época. Todo fluye en la pluma como si se tratara de la savia que poco a poco alimenta sus dotes artísticas”.

P: María, ‘Retales de mi pensamientos’ es una obra breve que encierra un mundo profundo y una realidad ineludible de libertad creativa. ¿Cómo surgió?

R: “‘Retales de mis pensamientos’ supone para mí el inicio en la creación literaria. El objetivo principal que me marqué cuando comencé a escribir este libro fue demostrarles a mis alumnos que ante una página en blanco tú eres dueño y señor, por lo que no tiene por qué haber barreras entre los géneros si el autor así lo desea. El lector puede comprobar a lo largo de esta breve historia que: lo narrativo nos describe las puestas en escena, lo ensayístico nos muestra reflexiones sobre el Arte y lo lírico nos recrea en las imágenes sublimes que nos rodean. Por tanto, considero que el valor de la obra reside en una combinación de los principales géneros literarios, confluyendo en un maravilloso marco teatral, donde se nos sorprenderá con un desenlace inesperado”.

 

María escribe en ‘Retales de mis pensamientos’: “¡Oda al Trovador por no tener más oficio que endulzar las papilas de los AnAlfaversos! Por ser el que les inspira miradas, anhelos, pálpitos, ensoñaciones que les sirva de rima porosa que los sustente, que los alimente y los transforme en Alfaversos”.

P: Has recorrido en tu trayectoria todos los géneros literarios. Has creado, incluso, el “alfaverso”, ¿crees que las posibilidades de la literatura y el lenguaje son todavía mayores?

R: “La creación de palabras es una libertad que han tenido muchos escritores en su trabajo creador, en mi caso diría que ha sido un atrevimiento. Realmente, no encontraba una palabra con la que definir en un solo término a aquellas personas poseedoras de sensibilidad, es decir, con la capacidad de emocionarse ante lo bello, así es como nace “alfaverso”. Si logras que tu alma vibre al leer un poema, al contemplar un paisaje, al escuchar una pieza eres “alfaverso”, de lo contrario vivirás como un “analfaverso” y te perderás lo mejor de este mundo.

En relación con las posibilidades de la Literatura son tantas, que son inabarcables, porque la lengua es inabarcable. Al igual que ocurre con la música, otra de mis pasiones. Considero que ambas son fuentes de sentimientos que emanan provocando el despertar de otros sentimientos. Es curioso cómo con tan pocas letras y con tan pocas notas musicales se han creado maravillas como el Quijote o la Quinta Sinfonía de Beethoven”.

P: Además de la propia creación literaria, has ampliado horizonte construyendo un sistema pedagógico para la habilidad lectora, ¿formar a los más pequeños en la lectura es indispensable en la sociedad?

R: “Completamente. La lectura es la puerta que te conduce al conocimiento y contribuye al crecimiento personal. Es primordial inculcar entre los jóvenes el amor por la lectura, o de lo contrario tendremos una sociedad embrutecida carente de conocimiento y de empatía”.

P: ¿Cómo muestras el mundo del teatro a tus alumnos?

R: “Debe ser tarea irrenunciable para cualquier profesor de Lengua el intentar familiarizar a sus alumnos con la Literatura, procurar que intenten gustar el sabor de lo literario y vayan descubriendo poco a poco sus virtualidades y posibilidades. Es decir, hacer lo posible para que los alumnos traspasen la frontera del conocimiento, casi siempre frío e insípido, de la Historia de la Literatura, de esa sucesión de épocas, autores y obras en la que casi siempre ha consistido la impartición de esta disciplina”.

María Parra escribe con la vista, con los oídos, porque sus palabras se ven y oyen, porque propaga la pasión de sus manos por encima de la tinta. Desde la enseñanza arguye por la literatura, como un sueño inquieto que ansía ser vivido.

 

 

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