La realidad de la población de Cieza: oportunidad de acción, oportunidad de exclusión

Exposición documentada sobre la situación demográfica de Cieza y sus posibles soluciones

Víctor Manuel Martínez Lucas

Desde mitad del mes de enero, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha venido publicando los datos referentes a la renovación del Padrón correspondiente a 2018. El Padrón Municipal de Habitantes es la principal fuente demográfica actualizada a escala local para conocer el stock de población. Con el fin de aclarar diversas informaciones que sobre el estado demográfico del municipio, como demógrafo y geógrafo, me permito exponer las líneas maestras del estado real de la población ciezana. Para esto, utilizo la mencionada fuente, junto con otras dos que nos permiten indagar el cómo y el porqué del comportamiento demográfico: tanto la que hace referencia a los nacimientos y defunciones (Movimiento Natural de Población –MNP-), cuyas cifras se publicaron para 2017 en el mes de diciembre; y los movimientos migratorios registrados a partir de las altas y bajas de residencia (Estadística de Variaciones Residenciales –EVR-), conocidos en julio. No existen datos más recientes, solo estos cumplen los criterios de ser oficiales, depurados, contrastables y, por tanto, analizables.

Todo ello, y de forma breve, me permite aseverar que:

  1. En Cieza no existe despoblación. En demografía, el término “despoblación” hace referencia a una regresión poblacional extrema, que incluso pudiera conducir a su viabilidad existencial. Cieza, con un retroceso reciente de 98 habitantes (-0,8%) y un stock de 34.889 habitantes, a día de hoy, no se encuentra en tal situación, que sin embargo amenaza a una gran parte de la superficie de España, y que constituye su problema número uno. En Cieza lo que existe es un largo periodo de estancamiento y/o decrecimiento poblacional interanual desde la década de los ochenta, esto es, desde hace aproximadamente 35 años. En este periodo, el dato máximo de crecimiento se sitúa en el 2,8% como fruto de las regularizaciones extraordinarias de extranjeros realizadas en 2000 y 2001, que hicieron emerger una sustancial población flotante especialmente de origen latinoamericano. El resto de años, el ritmo de crecimiento es de cero coma, alterándose con años de evolución negativa como 1996, 2012, 2013, 2017 y 2018. Ello ha producido que Cieza decaiga en su significación demográfica en la Región de Murcia, pasando de ocupar el quinto puesto en 1981 al octavo en 2018, cuando se ve superada por Águilas. En diez años, Cieza ha perdido 255 vecinos, reduciéndose la población en un 1% en los últimos cinco años. Pero como veremos, lo grave no es la pérdida poblacional sino los cambios en su estructura, en la edad de sus habitantes. Y no olvidemos que población equivale a poder político, económico y social respecto a sí misma y el entorno. De continuar esta atonía demográfica con la misma intensidad, se ahonda en la limitación para con el crecimiento económico, atracción de inmigración o bloqueo de retorno, y la misma prestación en cantidad y calidad de servicios públicos, pérdida de inversiones e infraestructuras. En Cieza no ha existido y no existe un cuadro, modelo o proceso de desarrollo económico endógeno responsable, ambicioso, multivariable y multisectorial, que supere o vaya acorde al ritmo regional y nacional, con un tejido empresarial capaz de demandar mano de obra cualificada suficiente como para retener vecinos y atraer población en edad reproductiva; a ello se une la problemática de la accesibilidad a la vivienda. Se necesitan políticas que incentiven el desarrollo económico porque la gente se desenvuelve allá donde hayan expectativas, posibilidades y servicios, y dado que la sociedad está motorizada, no aparecen serios condicionamientos geográficos de movilidad.
  2. La evolución de la población de Cieza queda determinada por el comportamiento de la población extranjera, a pesar de que estos signifiquen el 8,1%, tasa de extranjería que se sitúa a la cola de la Región de Murcia (puesto 33 de 45). Sin extranjeros, la situación demográfica de Cieza sería bastante más crítica, tanto en términos de reducción como en la importancia del envejecimiento, hasta el punto en que el desbalance entre población activa y dependiente estaría al límite. Si el saldo por crecimiento natural (nacimientos menos defunciones) no es actualmente negativo, y si el saldo migratorio (inmigraciones menos emigraciones) no es más negativo que el actual, es gracias al comportamiento diferencial de la población extranjera. Si tenemos en cuenta que la incidencia de la inmigración extranjera es un indicador de progreso económico y perspectivas de desarrollo, en Cieza una vez más podemos poner en tela de juicio el modelo productivo local y sus perspectivas de futuro; un modelo económico que pone el foco en un único sector económico que necesita de una amplia reestructuración (si no quiere morir a medio plazo) y que obvia a buena parte de la población adulto-joven cualificada que es la que se marcha del municipio.
  3. La causa fundamental del decrecimiento demográfico es la Emigración Española adulto-joven. Los datos de la EVR de 2017 así nos lo avala. El Saldo Migratorio es negativo en 181 españoles, no así para la población extranjera que se mantiene positivamente estable (42). En concreto nos interesa conocer a qué edad se produce la emigración: casi el 54% corresponde al rango entre los 25 y 44 años, y el 55% de este grupo no rebasa los 35. Esa población se encuentra cualificada en términos medios (FPII) y altos (universitarios). El destino de 3 de cada 4 emigraciones se sitúa dentro de España, casi la mitad dentro de la propia Región de Murcia. No olvidemos que el ritmo demográfico de las sociedades occidentales lo marcan las variaciones de los movimientos migratorios, no la natalidad.
  4. La Fecundidad en Cieza alcanza los niveles más bajos de su historia (1,5 hijos por mujer) y ello está condicionado por el comportamiento negativo de la población española, especialmente por la inestabilidad laboral, la remuneración salarial, la carestía de las ayudas a la maternidad y la falta de conciliación laboral, amén de patrones culturales. Por otro lado, la tendencia de la mortalidad es hacia el aumento tanto por el sobreenvejecimiento actual como la incorporación a la muerte de generaciones amplias (nacidas en los 60 y 70).
  5. El nivel de envejecimiento se está incrementando y no lo va a dejar de hacer. La senectud está alcanzando a la juventud. Los jóvenes (hasta los 19 años) representan el 20,4% de la población, mientras que los ancianos ya alcanzan el 16,4%. Los adultos van siendo cada vez más adultos (el 53% rebasan los 40 años). En solo diez años, los adultos-jóvenes (20-35 años) han disminuido en 2.207, pasando de representar el 26% de la población en 2008 al 20% en 2018. Por su parte, los ancianos tienen más edad: el 51% rebasa los 75 años, y el 16% sobrepasa los 85 (sobreenvejecimiento).

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En definitiva, la realidad demográfica ciezana se resume en que la juventud se muestra proclive a la emigración, los extranjeros no se multiplican y son incertidumbre, hay pocos nacimientos, los adultos cada vez son más longevos y no se vislumbra que el hueco que estos van dejando en la pirámide sea ocupado por generaciones venideras, con lo cual la población no es capaz de regenerarse. La pirámide está sufriendo un serio desgaste por la base y un abombamiento por la cúspide, avanzando hacia una forma de columna, con todo lo que ello trae consigo: falta de renovación, dependencia exterior,  e incertidumbre de emprendimiento local.

La demografía en Cieza es un reto que hay que atender hoy antes de que mañana se convierta en un problema, y el paso de reto a problema depende en buena parte de la acción política. La pérdida de población supone un retroceso no solo en cuanto al peso de Cieza en la Región de Murcia, sino para su propia actividad económica si se quiere que la localidad funcione “económicamente independiente” y no bascule –más- hacia una ciudad dormitorio sensu stricto. No hay que ver la población como un simple número sino como un volumen de actores y actrices que operan en un espacio determinado y pueden contribuir a su desarrollo. Por ello juzgo urgente la realización de un plan de actuación integral de índole socioeconómico en donde se refleje claramente qué modelo de municipio se quiere para Cieza, qué tipo de ciudad queremos para Cieza (no únicamente desde el punto de vista urbanístico, sino social y económico), y cómo queremos articularla con la red urbana regional y suprarregional y su función como capital comarcal, así como implementar políticas de «hacer ciudad», filosofía que consiste en hacer un núcleo más saludable, habitable y aminorando las diferencias entre barrios para que se logre un desarrollo lo más armónico posible, todo ello desde el conocimiento de las singularidades sociales y urbanísticas de los mismos.

Los ámbitos rurales fueron los primeros que sufrieron la sangría demográfica, ahora la desertificación se extiende como cáncer lento pero incontestable hacia las ciudades pequeñas e intermedias, los centros comarcales ¿Será Cieza, dentro de la Región de Murcia, una de las próximas ‘fichas de dominó’ en caer? Estamos describiendo en estas líneas un proceso negativo que hoy puede ser reversible… pero Cieza no puede permanecer más tiempo en la indefinición.

Víctor Manuel Martínez Lucas

Centre d’Estudis Demogràfics –CED-

Departament de Geografia

Universitat Autònoma de Barcelona –UAB-

 

 

 

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