María Bernal expone su punto de vista sobre la violencia en la sociedad

Sin control

¿Qué cojones está pasando en esta asquerosa sociedad? La violencia se ha apoderado de las calles de cualquier ciudad española, en las zonas de hacer deporte, en los parques, en los colegios, institutos, hospitales, restaurantes, cafeterías…¿A qué estamos esperando para decir basta?
Las puñeteras leyes han dado lugar a que el lema de la civilización sea » yo hago lo que me sale de los huevos» porque para eso estamos en un país democrático y existe la dichosa libertad de expresión…Y, ¡cuidado! Expresa tu deseo de «ojo por ojo y diente por diente» que te catalogan de ser una persona dictatorial y te levantan la carta de los Derechos Humanos, como cual fiel defensor que en muchas ocasiones ampara a verdugos y condena a las víctimas.  Y ante tanta defensa injusta, ante tantas leyes equívocas, yo me declaro una española con ganas de que se tomen medidas urgentes contra estas personas, para mí, energúmenos,  que se dedican a agredir sin ton ni son a personas porque les da la real gana o, simplemente,  porque van de droga y alcohol hasta el culo . Y que todavía haya partidos políticos que sean partidarios de reemplazar a las fuerzas de seguridad del Estado porque es más moral resolver determinadas situaciones a través del diálogo…¡Qué idea más patética! Cambiar la defensa por el diálogo… ¡Qué pijo diálogo! Si hemos llegado al extremo de que ya hablando no se entiende la gente. 
Y más violencia. En una clase de instituto hay que aguantar en muchas ocasiones un trato vejatorio irremediable, porque sepan que, actualmente,  la palabra del alumno está por encima de la del profesor…y ahora no me vengan con la ridiculez de: «es que hay profesores que se pasan con los alumnos». Sí, claro que los hay, y cuando se pasan, llega la madre, el padre y los cuatro jinetes del Apocalipsis, además de que la inspección los pone en  su sitio. Esos menorísimos de edad, cuyo lenguaje está plagado de impetuosos vocablos y expresiones tales como «perra, me cago en tus muertos y te vas a enterar cuando salgas», entre otras soeces, son los que tenemos en aulas y en la calle.  Pero ¡Ojo! Son menores de edad y la ley los protege aunque para ello tenga que haber víctimas jodidas y a punto de querer desaparecer de esta vida.
Ahora vamos a un hospital. ¿Cómo se puede llegar al extremo de querer agredir, amenazar o insultar a esa persona que intenta velar por tu salud? ¡Claro que se equivocan! De momento, no han creado máquinas capaces de desarrollar de manera perfecta esta labor.  Demasiado aguantan. Y ahora, que no me digan: «que no te pase nunca una negligencia». No, perdona, claro que he tenido problemas, lo que ocurre es que no lo he publicado (una moda que habría que controlar) para humillar a una persona, que como humano que es también se ha podido equivocar. He optado por seguir otros caminos para solucionar esa situación de la manera más íntima que pueda haber.
Vamos a salir a hacer deporte ya que es un hábito saludable. ¡Ah, perdón! no podemos. En este mundo, hay una serie de hijos de la grandísima puta, aunque esas madres no tengan culpa, que se dedican a secuestrar, maltratar y violar a mujeres hasta su aniquilamiento. Y lo más irónico es que con el paso de los años, les conceden una serie de grados por buen comportamiento. ¡Angélicos! Total, asesinar sale barato en este país. En el infierno tendrían que arder, tanto hombres que maltratan a mujeres, como mujeres que maltratan a hombres.
Y ya, por último, vamos a la calle. ¿Por qué tiene que ser agredida una persona que ha salido a disfrutar con amigos? ¿Aún seguimos pensando en dialogar?
No.  Mano dura. Que por culpa de ser tan buenos y tan permisivos en esta vida, hay muchas personas enterradas injustamente, y eso, eso sí que duele eternamente. 
Pero nos la suda todo. Solo estamos pendientes casi las 24 horas de ver qué coño han publicado en las redes sociales, de contar los likes que llevamos, de ver quién ha visto mis fotos, de publicar todo lo que hago, como, bebo y…no sigo que entramos en temas  de intimidad. ¡Qué  coño intimidad!  Si esa palabra está en peligro de extinción. Y ya, lo más insoportable son las indirectas empleadas para  que la “vox populis” me apoye sin conocimiento de causa, me alabe, me haga el ser más inocente de la tierra aunque no sepan qué es lo que ocurre verdaderamente. Y, mientras tanto en  este mundo de mierda, nadie hace nada, nadie se manifiesta, nadie hace huelgas…porque si hay un calificativo que mejor nos defina es el de «conformistas». Y los políticos pasan olímpicamente de sus queridos españoles, porque están preocupados por hacer competencia y ensuciar a sus contrincantes. Ya no existen las campañas electorales, ahora son auténticas batallas. 
Lo más lamentable de todo es que esto va a peor y de aquí a unos años nos vamos a arrepentir de haber sido tan guays y de haber acatado todo lo que nos han impuesto.
Perdón por el vocabulario…pero Arturo Pérez Reverte también emplea tacos y es miembro de la RAE. Y ahora lo entiendo. A veces, la única manera de abrir los ojos es escuchando palabras malsonantes.

 

 

 

 

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