Necesitamos políticos ejemplares

El fundamento de este artículo es que necesitamos políticos ejemplares. ¿Por qué? Esta pregunta puede tener multitud de respuestas; hay un completo argumentario a favor y en contra con variados matices, se podría escribir un ensayo sobre dicha cuestión. Una de las razones es muy simple, no podemos exigir a los hombres y mujeres que conforman esta sociedad que paguen impuestos, que cumplan las leyes, y que respeten a sus vecinos cuando quienes se erigen en nuestros representantes libre y voluntariamente no lo hacen. Es importante este punto puesto que el acceso a la política es voluntario.

Yo soy partidario de que cuanta más gente intervenga en política mucho mejor, dedicar el tiempo que cada uno considere necesario a la vida pública para a continuación volver a su puesto de trabajo dejando paso a otras personas. Y así continuamente, nadie es imprescindible.

Actualmente estamos asistiendo en Murcia a una curiosa situación debido a que el elegido por el parlamento autonómico como presidente de nuestra comunidad autónoma se comprometió a dimitir de su cargo, en caso de ser imputado por delitos de corrupción política, para obtener el apoyo del partido Ciudadanos en su investidura. El problema surge cuando finalmente un juez considera que las pruebas facilitadas por el fiscal son lo suficientemente claras como para proceder a su investigación. ¿Qué hacer en este caso puesto que el implicado no está dispuesto a cumplir su palabra? Es triste ver como sus compañeros de partido y cargos electos lo apoyan sin fisuras, excepto honrosas excepciones, cuando deberían ser los primeros en exigir un mínimo de honorabilidad. Si en todos los partidos se hubiera actuado así no habríamos llegado al nivel de degradación de la política en la que nos encontramos.

Es famoso el caso sucedido con Cayo Julio César, cuando era un joven político con aspiraciones (es históricamente conocido por su pericia como militar, pero quizás su genio era todavía superior como político). Su esposa se vio envuelta en una turbia situación de la que era inocente, pero César no quería que este caso pudiera ser usado en su contra en el futuro por lo que su mujer, Pompeya, fue repudiada, se divorció. Cuando le preguntaban el motivo de esta forma de actuar siempre repetía: «La esposa de César, como toda la familia de César, debe estar por encima de toda sospecha».

Ahí está la clave, vuelvo al inicio de este artículo, necesitamos políticos que sean ejemplares y que además lo parezcan. La sociedad se lo merece, y es por eso que esta mañana estaré en la manifestación convocada en Murcia contra la corrupción representando a UPYD, partido político que siempre ha demostrado que dicha ejemplaridad es posible, para conseguir que los políticos actuales y futuros se den cuenta de una vez que necesitamos que sean un modelo de conducta, al menos en el ámbito público; que no solo sean honrados, sino que también lo parezcan. Y en caso de cometer un desliz, asuman su fallo, no se acaba el mundo, serán fácilmente reemplazados y el mundo continuará igual, o quizás mejor, sin su presencia en las instituciones.

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