«Nos volveremos a ver en seguida, amiga»

Calurosa y emotiva acogida a la presentación del poemario de Magdalena Sánchez Blesa. Unas 130 personas abarrotaron el salón de actos del Club Atalaya para escuchar a esta poetisa en la presentación de su último libro ‘Instrucciones a mis hijos’

Crónicas de Siyâsa/Club Atalaya

“Siempre le digo a mis hijos que, si no aman a las personas que pasan por sus vidas, ellos se las pierden y que si no aman, habrán fracasado en este mundo” (Magdalena Sánchez Blesa)

La noche del pasado martes, a invitación del Club de Lectura ‘Carmen Pérez Costa’ de la Asociación de Mujeres Atenea, el salón de actos del Club Atalaya-Ateneo de la Villa de Cieza, se quedó pequeño para acoger a las casi ciento treinta personas que se reunieron para escuchar y compartir emociones, esperanzas, recuerdos, vivencias y luchas con la poetisa murciana Magdalena Sánchez Blesa a través de la presentación de su libro “Instrucciones a mis hijos”.

Esta mujer, sencilla y brillante, dedicó parte de la tarde a conocer de primera mano nuestras raíces, las mismas raíces que a ella le sirven para crear poesía, y un trozo de nuestra historia colectiva a través de una visita al Museo del Esparto y la elaboración de cuerda y estropajo. “Esto sí que es poesía”, fueron sus palabras al ver a los antiguos hilaores haciendo su trabajo.

Posteriormente, y durante más de una hora, Magdalena entrelazó poemas de sus cuatro libros publicados con retazos de su infancia, con sueños y miedos, con anécdotas cotidianas, con vivencias familiares y sociales, así como con esperanzas para “conseguir un mundo mejor”, y todo ello, como se entrelazaban con una gavia los hilos de un cabo que luego formarían una cuerda del noble esparto.

Una noche intensa en la que no cabía el frío, solo las miradas, la tranquilidad, la paz de llegar a lo más profundo de nosotros mismos y el amor a la vida; la misma vida que la hizo poeta, porque ella no nació poeta, la hizo poeta la vida…

“… Yo no nací poeta / a mí me hizo poeta / aquel silencio largo / de mi madre cansada / mirando al infinito.  / Me hicieron poeta las cosas más sencillas / las cosas más pequeñas / las que nunca se olvidan…”

Referente de muchos hombres y de muchas mujeres ciezanas, por ser una mujer comprometida con la vida, ha sabido llegar a millones de personas a través de su poesía; porque hablar de Magdalena es hablar del arte de vivir, de agarrarse a la vida hasta más allá de ella, es hablar de lo sencillo, de lo cotidiano – que es lo verdaderamente importante -, es entender el verdadero amor, es hacer de la rutina una fiesta, … a veces costaría mucho entender la vida y superar algunos problemas sin las palabras de esta mujer.

Esta poetisa lumbrerense, te hace sentir feliz cuando la lees porque ella y su poesía son reales como la vida misma. Se entrega a escribir y a recitar de una manera profunda, pura, íntima, avivando emociones a raudales y así consigue llegar a lo más hondo y preciado de nuestra alma, la capacidad de amar. Engrandece el cuerpo y el alma con la sencillez y humildad de su poesía, porque en sus propias palabras “no somos tan importantes…”, nos hace respirar profundo, serena el espíritu, sabe llegar al corazón y con él nos hace leerla.

Ella sabe ver el camino que dista entre los ojos y el alma y a eso nos invita con cada poema, “Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa no hay nadie en el mundo que no la merezca. Hacedle la vida más fácil, ¡miradme! a cada ser vivo que habite la tierra”.

Difícilmente podrá desaparecer de nuestra memoria la vivencia de experimentar, a la vez que otras muchas personas, la felicidad de sentirnos identificadas, acompañadas, llevando en nuestra mochila parte de la carga de otras gentes, siendo hijas, siendo madres, siendo ellos, siendo diferentes, siendo incomprendidas, siendo vergonzosamente felices, …; las personas que allí estuvimos reímos y lloramos a la vez, algo que en este mundo no ocurre muy a menudo.  Escuchar la experiencia vital de esta mujer, lo que ella ha decidido que sea su vida, lo que ha decidido hacer de su pasado y lo que ha decidido con determinación hacer por su futuro, el de su prole, su marido –que siempre la acompaña-, el de su familia y el de todas las personas que pasan por su lado, es algo maravilloso y al mismo tiempo sencillo, tan sencillo como que es casi lo único que necesitamos para sobrevivir.

La Asociación de Mujeres Atenea quiere manifestar su gratitud a esta extraordinaria compañera de viaje por haber tenido la inmensa suerte y el enorme privilegio de que compartiera con todas nosotras y nosotros un pedacito de su poesía, de su vida y de su humanidad.

En su lucha contra el cáncer  vencerá, porque es uno de “los baches del camino” que la han hecho poeta y porque su poesía ayuda y tiene que seguir ayudando a mucha gente en este mundo materialista en el que nos ha tocado vivir.

“No me deis las GRACIAS nunca por escribir. NUNCA. Gracias a vosotros por compartir conmigo historias tan hermosas.” (Magdalena Sánchez Blesa)

Así que,

nos volvemos a ver enseguida, amiga.

 

 

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