La milenaria historia del melocotón de Cieza

   Imagen de Fernando Galindo

En este artículo histórico os explicaremos la ancestral historia del melocotón ciezano, tan arraigado en nuestra cultura, y su evolución desde la época romana hasta la actual. Todo ello basado en el libro ‘El melocotón en la Historia de Cieza’ editado por la Asociación Cultural la Floración, de diversos autores y coordinado por José Olivares García

Javier Gómez

Cieza, tal y como la conocemos hoy en día, es tierra de melocotones. Desde cualquier punto alto de nuestro comarca, si extendemos la mirada al horizonte, los más normal es que veamos melocotoneros. La agricultura, en la actualidad, es el motor de la economía ciezana y el melocotón, en concreto, una de las referencias de la localidad, tanto a nivel nacional como internacional. Cabe imaginarse cómo sería el paisaje ciezano hace miles de años y quizás lo visionamos muy distinto al actual. Sin embargo, el melocotón ha sido parte esencial del mismo desde tiempos inmemoriales, tanto que es probable que no lo pensáramos tan lejano. Lógicamente, no con la extensión de cultivos modernos que se iniciaron en tiempos del imperio romano y, posteriormente, con la presencia árabe en el sureste murciano a través de sus ingenios regadísticos.

El ser humano comenzó a domesticar las plantas, aproximadamente, hace 6.000 años junto a los animales. Ese periodo de domesticación se llamó Neolítico, y por aquí aún no había rastro del asiático y dulce fruto que pasó a caracterizarnos miles de años después. Aunque su nombre, Prunnus Pérsica, indica desde que región se introdujo en España: desde Persia, en realidad, el melocotonero es más lejano todavía pues procede de China. Así lo indican Félix Carrillo, Lola Almagro y José Carrillo en su artículo ‘El origen del melocotón. Variedades tradicionales en Cieza y el Valle de Ricote’ que compone parte del libro ‘El melocotón en la Historia de Cieza’.

Sin embargo, en Cieza tenemos constancia, documentada, de su consumo hacia el año 240 después de Cristo. En el nivel romano de la Cueva de la Serreta se descubrieron semillas de dicho fruto que se corresponderían con la época en la que se refugiaron en la misma, miles de años después de que se representarán las pinturas rupestres que le dan fama, un grupo de hispanorromanos que huía de la anarquía del imperio romano, cuando se solaparon diversos emperadores al mismo tiempo, atendiendo a los estudios de Joaquín Salmerón en su artículo ‘Los orígenes de la agricultura del melocotón en Cieza’, incluido en el libro mencionado anteriormente.

Con el transcurrir de los siglos su cultivo se iría haciendo más progresivo. El melocotón sería una de las frutas de la mesa de los siyâsíes, como así lo atestiguan las semillas halladas en los pozos ciegos de las casas andalusíes del Hisn Siyâsa. También, estaría presente durante el periodo de transición de la conquista de la medina por parte de las tropas aragonesas y castellanas a finales del siglo XIII, documenta el director del Museo Siyâsa, Joaquín Salmerón, en su artículo.

Las variedades de molocotones son muy amplias. Con el transcurrir de los siglos se han ido diversificando en las tierras ciezanas y, posteriomente, con la revolución agrícola se han multiplicado exponencialmente. Asimismo, las fechas de recolección se han adelantado en los últimos años cultivándose variedades tempranas y extratempranas debido a la demanda de los mercados extranjeros y al mejor precio de venta en los mismos. Entre las distintas variedades, también destacan los «chatos» o paraguayos y las nectarinas. En este sentido, las nectarinas poseen una antigüedad mucho mayor de lo que comúnmente se cree. Si atendemos a la investigación que exponen en su artículo Félix Carrillo, Lola Almagro y José Carrillo, la nectarina estaría presente desde la Edad Media en Cieza:

«Los duraznos calvos de piel lisa, rojiza y carne ácida son referidos por Abú Zacaría, en el Medievo (siglo XII), pudiendo ser los antecesores de las bresquillas. Por otra parte, a finales del siglo XVII se cultivaban en España unas ciruelas amelocotonadas de color amarillo con carne, sabor y hueso típico del melocotón, que también podrían tratarse de los antecedentes de las bresquillas o bruñones, de piel lisa y hueso adherido a la carne. En árabe se denomina ‘Zullaik’ o ‘Kokh Amlas’ (melocotón liso)».

La importancia del melocotón y su arraigo lo podemos apreciar en el siguiente hallazgo que nos relata Joaquín Salmerón. Cuando los hisparromanos se refugiaron en la Cueva de la Serreta llevaron a cabo un ritual de purificación, física y simbólica. «En el vestíbulo de la cueva, antes de usarla, procedieron a encender un fuego con gran cantidad de madera de pino. Antes de que se apagará, colocaron piedras sobre el mismo y en un pequeño espacio entre ellas se depositó una ofrenda; sin duda dedicada a las musas que los romanos asociaban a las cuevas, los ríos, las fuentes y los bosques. Esta ofrenda estaba compuesta de dos monedas de bronce, pasta vítrea, dos pendientes de oro y algunos frutos, entre los que se hallaba una semilla de melocotón, otra de ciruela y fragmentos de cáscaras de nueces y piñones acompañados de restos de cáscaras de huevos de ave», explica el director del Museo Siyâsa. Por tanto, podemos ver la importancia que se le otorgaba al melocotón al incluirlo dentro de la ofrenda.

El melocotón, por tanto, ha arraigado en las fértiles tierras de la comarca ciezana, sustentando a sus gentes. Durante muchos años fue el motor principal de su economía y, todavía hoy, sigue teniendo un peso enorme. Nos deleita con su sabor. Nos ha dado fama nacional e internacional, y ahora está en vías de proporcionarla con su floración. El leñoso melocotonero y sus ancestros han observado, indelebles, el paso de las generaciones que han conformado el espíritu de Cieza: hisparromanos, visigodos, árabes y cristianos se han contentado con dulce frescor y ha llenado de vida una tierra que, ineludiblemente, está asociada a él. Solo cabe imaginar a nuestros tatarabuelos cultivando, con el cristalino sudor de su esfuerzo perlando sus frentes, el delicioso manjar y, como no, alimentándose de él. Símbolo y seña de la ‘Perla del Segura’. El melocotón ha observado el cambio de dueños y señores, de culturas y de razas que a lo largo de los siglos han pululado por este fértil valle. El melocotón fue, es y será historia y leyenda y de Cieza.

 

 

 

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