Una lápida de mármol de casi 100 años es salvaguardada por los Servicios Municipales del Ayuntamiento de Cieza

Imagen de Joaquín Salmerón Juan

El legado histórico ha sido trasladado a los fondos del Museo Siyâsa

Miriam Salinas Guirao

El director del Servicio de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Cieza y del Museo de Siyâsa, Joaquín Salmerón Juan, ha compartido una gran labor realizada por los Servicios Municipales del Ayuntamiento de Cieza: la protección de un testigo y de una parte de la historia de la localidad.

La mañana del 5 de junio era desmontada, cuidadosamente, una lápida de mármol dedicada a Santiago Ramón y Cajal, “que se encontraba sobre la pared de la casa situada en el Camino de Madrid (también llamada Avda. de Ramón y Cajal) de Cieza, que corría el peligro de perderse para siempre con la inminente demolición de su edificio de soporte”, explicaba Salmerón.

Los Servicios Municipales de Cieza han desmontado de la pared la lápida y la han trasladado a los fondos del Museo de Siyâsa, para salvaguardar esta parte de la historia local que fue colocada en 1922, hace casi 100 años.

El texto tallado en la pieza mármol reza así: «A don Santiago Ramón y Cajal/ sabio histólogo español/ para perpetuar su nombre, los médicos, farmacéuticos y/ practicantes titulares./ Cieza y mayo 1922».

El discípulo ciezano de Ramón y Cajal

No es casualidad que se instalara una placa al célebre médico español en Cieza, el más joven de los discípulos de Ramón y Cajal fue un ciezano, el histólogo y patólogo Pedro Rodríguez Pérez (1912-1964). Conrado Navalón explica en una entrada de su blog que “Pedro Rodríguez Pérez fue un murciano ejemplar que vivió la guerra civil, la cárcel, el exilio y la marginación ideológica; un personaje internacional dotado de una excepcional personalidad, un humanista profundamente comprometido, un discípulo de Ramón y Cajal, miembro destacado por méritos propios de la historia de la Escuela Neurohistológica Española (ENE)”. En 2015 se presentó el Antonio Pedro Rodríguez Pérez (1912-1964). Un murciano en la Escuela Neurohistológica Española de Purificación Rodríguez Ruíz, un intento de mantener el legado sempiterno del ciezano. En palabras de Navalón,  la exhaustiva producción científica de Antonio Pedro Rodríguez Pérez provocó la publicación de 141 trabajos, “siendo todavía estudiante de Medicina de 1932 a 1937, de media anual de 4 trabajos, y de 1947 a 1964, con una media de más de 9 trabajos al año”.

Pero, ¿quién era Pedro Rodríguez Pérez? Nació en Cieza el día 31 de diciembre de 1912, en una posada que regentaba la familia de su madre, Purificación Pérez Avellaneda. Fue el mayor de los seis hijos de Pedro Rodríguez Pérez, que era practicante de la Marina Española. Como explica su hija y autora del libro publicado en 2015, a los 15 años fallece su madre, siendo educado por su padre en el sentido de la responsabilidad. Fue un brillante estudiante de bachillerato y, después, de Medicina de la Universidad Central. En 1931 accede al puesto de ayudante de prácticas en la cátedra de Histología y Anatomía Patológica a propuesta de Francisco Tello. En 1931 comienza su labor de investigación en el Instituto de Investigaciones Biológicas, hasta 1936. Se vincula con el sector más progresista de la Universidad, afiliándose a la Federación Universitaria Española (FUE).

En 1936 se incorpora al frente del Jarama a las órdenes del médico traumatólogo Oscar Göryan, jefe de Sanidad de la XV División de las Brigadas Internacionales, compartiendo trabajos de prevención sanitaria con Antonio Buero Vallejo. Lo nombran teniente, capitán y comandante del Ejército Republicano en Sanidad, con funciones de organización y prevención y jefe de Sanidad en la Base Naval de Cartagena.

Tras la guerra fue condenado a 32 años de prisión, cambiada a 20 años y un día en Murcia, el 17 de marzo de 1940. Estuvo en prisión desde 1941 hasta 1944, ejerciendo como sanitario en las cárceles de Cieza, Murcia y Cartagena. En la cárcel, como explica Purificación Rodríguez, en su libro, escribe ensayos literarios y organiza actos culturales: conferencias sobre su maestro Cajal, ensayos literarios sobre Don Quijote y Sancho y sobre la música. Contribuye con la tesis doctoral de Eduardo Ortiz de Landázuri con un estudio sobre la nutrición en los presos de cárcel de Murcia.

En 1945 le concedieron la libertad provisional y ese mismo año terminó la carrera de Medicina en Zaragoza. Luego regresó a Cieza como ayudante en el laboratorio del médico Francisco Fernández Valcárcel. En 1946 contrajo  matrimonio con Concepción Ruiz Buitrago, y continuó su labor en formación e investigación en lugares como Venezuela, Colombia y, tras el exilio, en España. Falleció apenas pasado el medio siglo, a los 52 años, una vida breve colmada de obstáculos que no lograron hacerle desistir de su gran labor.

 

 

 

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